“¡Qué bien lo pasamos en la granja!”
¡Por fin llegó el gran día! La noche de antes, apenas pudimos dormir, pensando que al día siguiente nos íbamos de excursión a la granja “La Loma”, en Valverde. Fue una experiencia inolvidable todo lo que allí vivimos. Nada más llegar, almorzamos, nos cargamos de energía y comenzamos a vivir nuestra gran aventura con el mundo animal y rural.
Nuestras monitoras, nos contaron que en la granja vivía “la señora Doña Melitona” y que se encargaba de hacer el pan, pero que ahora lo hacían los niños y las niñas que visitaban la granja. Así que lo primero que hicimos fue lavarnos las manos y convertirnos en grandes panaderos y panaderas. Amasamos y amasamos la masa, nos salió un pan blanco y redondo que luego metimos en el horno. Nos dijeron que, por la tarde, nos lo llevaríamos y nos lo podríamos comer. A continuación, mientras los compañeros de 3 años fueron a ver las vacas, las gallinas, los conejos, los cerdos, los pavos… y observaban todo tipo de detalles y costumbres, los niños/as de 4 años entraban en el recinto de las ovejas y las cabras. ¡Cuánto se alegraron estos animales!, no paraban de correr, saltar y se dejaban coger y abrazar. Nos chupaban e incluso nos mordían el pelo pensándose que era hierba o paja. Nosotros, los mayores de Infantil 5 años, nos fuimos a subir en la Zodiac y dimos un paseo por el lago. Fue cortito, pero fascinante estar junto con todos los amigos del cole.
Las tres clases de Infantil realizamos las mismas actividades, pero íbamos rotando para poder disfrutar mucho más de cada una de ellas. Las monitoras que nos acompañaron nos iban explicando todo lo que íbamos a realizar en cada momento y en qué lugar.
Llegó la hora de la comida, de nuevo cargamos energía con un buen plato de macarrones para afrontar la tarde. ¡Estaban buenísimos!
Terminamos de comer y mientras descansamos un poquito, nos maquillamos y escuchamos un cuento que las monitoras de la granja nos contaron.
Luego, fuimos a ver los burritos e incluso pudimos pasearles por el camino cogiéndoles de la cuerda. También, visitamos el huerto e hicimos un gran agujero en el que plantamos “las semillitas de los deseos”, lo tapamos y les pusimos agua con la regadera.
Por último, subimos en “buggy”, un vehículo muy especial. La monitora era la conductora y nos llevó por los caminos recorriendo todo el campo de la granja. ¡Un coche sin techo, los pelos se nos volaban! ¡Cómo nos reíamos!
Fue un día maravilloso, lo pasamos genial y siempre recordaremos esta excursión con mucho cariño por todo lo que disfrutamos y aprendimos.

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