El jueves y viernes tuvo lugar una enriquecedora jornada de convivencia familiar dirigida a niños y niñas de entre 1 y 3 años, en un espacio cuidadosamente ambientado para fomentar el juego, la exploración y el vínculo afectivo entre pequeños y adultos.
Desde el inicio, las familias fueron recibidas con propuestas adaptadas a cada etapa evolutiva. Los más pequeños, de 1 a 2 años, comenzaron con una actividad sensorial libre, donde disfrutaron con la creación de un fondo marino a través de la manipulación de arroz tintado y la interacción con los propios animales.
También compartieron un momento muy especial con la narración de un cuento interactivo, que despertó la imaginación de grandes y pequeños gracias a su riqueza visual y táctil. El juego continuó con un gran cubo de actividades que ofrecía desafíos manipulativos y motores adaptados a sus intereses.
Los niños de 2 a 3 años, por su parte, participaron en la creación de su propia botella sensorial con maíz de colores, favoreciendo la atención, la motricidad fina y el asombro por los cambios visuales y sonoros. También disfrutaron de una actividad plástica donde fueron protagonistas de coloridas creaciones libres, expresando emociones a través de la pintura y los materiales.
La sesión de psicomotricidad relacional permitió a los niños y sus adultos moverse, expresarse y disfrutar del contacto físico desde el juego libre y el respeto emocional.
Como parte del ambiente, un rincón de photocall ubicado en el patio se convirtió en el escenario ideal para recordar este día con una instantánea. Además, la zona de juego libre con materiales no estructurados como piñas, piedras, cestas y madera ofreció un espacio seguro para la exploración autónoma.
La jornada culminó con un alegre baile en familia donde todos participaron con entusiasmo, seguido de una merienda compartida que puso el broche final a un día lleno de descubrimientos, emociones, vínculos y experiencias significativas que fortalecieron la relación entre los niños y sus familias.



