En un día soleado de invierno, el aula de maternal de 2-3 años se transformó en un mágico paisaje del Polo Norte. Los niños, vestidos con sus abrigos más cálidos, entraron emocionados al aula decorada con imágenes de osos polares, belugas y paisajes nevados.
En un rincón, se erguía majestuoso iglú hecho de brillantes láminas y algodón, que invitaba a los pequeños a refugiarse y jugar como auténticos esquimales.
Al centro del aula, un pequeño lago de tela azul simulaba las aguas heladas del Ártico. Allí, los niños disfrutaban pescando con cañas de pescar de juguete y redes de colores. Con entusiasmo, lanzaban sus anzuelos improvisados al agua y esperaban con emoción atrapar a los juguetones peces de plástico que nadaban alrededor.
Los pequeños esquimales, con sus mejillas sonrosadas por el frío imaginario, se esforzaban por capturar la mayor cantidad de peces posible. Algunos reían y celebraban cada captura, mientras otros se concentraban con seriedad en la pesca. El lago se llenaba de risas y gritos de alegría cada vez que un niño lograba pescar un pececito.
Mientras tanto, en el acogedor iglú, los niños se refugiaban para descansar y compartir cuentos de osos polares y aventuras en el hielo. Se arropaban con mantas suaves y se sentían protegidos y confortables en su pequeño refugio invernal.
La actividad en el aula del maternal se convirtió en una verdadera experiencia lúdica y educativa. Los niños, a través del juego y la imaginación, aprendieron sobre la vida en el Polo Norte, la importancia de la pesca para los esquimales y la magia de la naturaleza invernal.
Fue un día inolvidable lleno de risas, aprendizaje y colaboración entre los pequeños exploradores del frío paisaje polar.
¡Qué maravilla es poder llevarlos en un viaje imaginario a un lugar tan remoto y fascinante como el Ártico!




