Esta semana, los niños y niñas de la clase M1 han vivido una experiencia muy especial centrada en la identidad. A través de una provocación diseñada para acompañarlos en el proceso de descubrir quiénes somos y quiénes nos rodean, se ha creado un espacio de exploración y reconocimiento personal.
Mediante una propuesta visual y sensorial, llena de imágenes familiares, colores y reflejos, hemos invitado al grupo a mirar, explorar y reconocerse. Los rostros de los pequeños han sido el eje central de la actividad, permitiéndoles iniciar un camino de identificación personal en un entorno seguro, estimulante y lleno de posibilidades.
El juego espontáneo, la curiosidad y las emociones han guiado este primer acercamiento al grupo, fomentando los vínculos y el sentido de pertenencia.
Ha sido emocionante observar sus reacciones: cómo se acercan, señalan, se reconocen o buscan a sus compañeros; cómo interactúan con el entorno, compartiendo miradas, sonrisas y momentos de sorpresa.
Una propuesta sencilla que nos recuerda la importancia de sentirse visto, reconocido y valorado desde los primeros años. Porque antes de nombrar el mundo… aprendemos a nombrarnos a nosotros mismos.



