La primera quincena de nuestra escuela de verano, inspirada en el mundo del circo, llega a su fin cargada de momentos inolvidables. Nuestros pequeños artistas han disfrutado de jornadas llenas de color, movimiento y fantasía, explorando con entusiasmo cada propuesta.
Abrimos la semana con un taller de baile, donde la pista se llenó de ritmo, risas y libertad de expresión. Como verdaderos artistas circenses, los niños se entregaron al movimiento con alegría y espontaneidad.
También ejercitaron su precisión y concentración con la actividad de ensartar en las cañitas, desarrollando su motricidad fina como auténticos malabaristas en acción. La creatividad continuó con la decoración sensorial de globos gigantes, llenando el espacio de texturas y colores.
Otro momento especial fue la sesión de psicomotricidad relacional, donde cada niño encontró su lugar en la clase, explorando el espacio, creando vínculos y reforzando su seguridad emocional a través del juego libre.
Y como todo buen circo de verano, no podían faltar las risas y los chapoteos: nos refrescamos con juegos de agua y piscina, disfrutando del sol y creando recuerdos llenos de alegría.
Han sido días mágicos bajo nuestra carpa imaginaria, donde cada actividad ha sido parte de un espectáculo hecho con amor, dedicación y mucha ilusión.
Nos preparamos ahora para la segunda quincena, con nuevas propuestas que mantendrán viva la magia del circo.
¡Seguimos con el show!





