Nuestro jardín se transformó en una pequeña granja, y los más pequeños, nuestros niños y niñas de Maternal 1A, se convirtieron en pequeños granjeros curiosos y entusiastas.
Las educadoras recreamos un minimundo lleno de texturas, sonidos y colores: piedras, troncos, palos y pasta dieron vida a un paisaje lleno de sorpresas: Lentejas y cacao hicieron de barro para los cerditos, mientras las vacas y los caballos pastaban tranquilamente en su prado. Y las gallinas y las ovejas descansaban entre la paja, mientras que los patos chapoteaban en su estanque.
Con onomatopeyas, risas y mucha imaginación, los niños y niñas interactuaron con cada rincón de la granja. Tocaron, observaron, manipularon y, sobre todo, jugaron. Dieron de comer a los animales, los imitaron, y exploraron con todos sus sentidos este universo en miniatura.
Fue una experiencia rica, sensorial y significativa, donde el juego libre se convirtió en aprendizaje, descubrimiento y sobre todo diversión.
